jueves, 17 de noviembre de 2011

Grafistas. Diseño gráfico español 1939-75


Museo Nacional de Artes Decorativas (web) C/Moltanbán, 12. Madrid
Del 28 de octubre de 2011 al 29 de abril de 2012

El Ministerio de Cultura presenta un recorrido por el corpus de trabajo más significativo de los pioneros del diseño gráfico español. En la muestra se puede apreciar, de forma atractiva y didáctica, cómo el diseño gráfico ha trascendido los ámbitos profesionales comunicativos para convertirse en una pequeña historia de la transformación de la España contemporánea.

Entre los creadores cuyos diseños pueden verse en la exposición destacan nombres como Alexandre Cirici Pellicer, Manolo Prieto, Ricard Giralt Miracle, Josep Renau, Daniel Gil, Joan Brossa o Josep Artigas, con cerca de 300 trabajos que recorren los ámbitos de la cultura, el contexto, lo institucional, el comercio y la cronología. Hasta la fecha no se habían mostrado obras e información suficiente para conocer las trayectorias y la dura coyuntura histórica en la que estos creadores trabajaron. Esta exposición cubre así una carencia documental, ubicando por vez primera todos estos datos dentro del contexto internacional y haciéndonos ver lo que los pioneros del diseño gráfico español supusieron para las generaciones posteriores de españoles: la apertura de una puerta a una nueva manera de relacionarse con la comunicación visual y, al mismo tiempo, la posibilidad de disfrutar, a través de sus diseños, de una estética atractiva.

La exposición incluye el diseño editorial (colecciones de libros, periódicos, revistas, cabeceras de diarios), el diseño tipográfico, logos y marcas de empresa, carteles de todo tipo, material discográfico, gráfica de comercios, material gráfico de productos farmacéuticos, felicitaciones navideñas, vallas publicitarias, sellos de correos, calendarios, tarjetas y papel de cartas de autopromoción, displays, collages, esculturas y recortables...

Los Grafistas. El desarrollo de una profesión

Se considera grafistas a aquellos profesionales del diseño español que pertenecen en su mayoría a una única generación, a los llamados “niños de la guerra”, identificada sobre todo por el hecho de haber sido niños o jóvenes durante la Guerra Civil española (1936-1939) y haberse incorporado a la vida adulta y profesional en torno a 1950, un momento en que se dio en España un auténtico recambio generacional.

Se trata de una generación de auténticos pioneros, que alteraron la cultura visual de la posguerra española, en una sociedad no especialmente receptiva a entender que el diseño era, también, una forma de arte. Comenzaron aprendiendo un oficio en las imprentas y acabaron estableciendo los pilares de una nueva profesión, como diseñadores gráficos en estudios y despachos.

Pese a la existencia de una serie de iniciativas que constituyen los precedentes de los Grafistas como: los cartelistas de la Guerra Civil, el Sindicato de Dibujantes Profesionales en la Barcelona de 1936 y la asociación de dibujantes en el Madrid de los años 30, lo cierto es que tras la autarquía, la incorporación de España al mercado occidental traería aparejada una idea de renovación que se manifestó en el cambio xperimentado en las relaciones laborales.

De este modo, los dibujantes publicitarios dejaron de ser proveedores de las imprentas, incluso empleados de las mismas, para pasar a ser clientes de ellas y, por tanto, a negociar directamente con los clientes los trabajos que les encargaban.
Cuando esto sucedía, se convertían en diseñadores. Muchas de las agencias publicitarias en las que se formaron algunos de los más importantes pioneros del diseño gráfico, nacieron en esos años tanto en Madrid como en Barcelona.

Con la llegada de estos primeros grafistas el diseño volvió a considerar seriamente la investigación expresiva de la gráfica en su doble condición de ser un factor de cultura y un instrumento comunicativo eficaz ante una finalidad concreta.

Frente a un realismo sin matices o descaradamente “populachero” como el defendido desde la eficacia publicitaria, los cartelistas no podían quedarse de brazos cruzados. El detallismo realista sin más les parecía banal: ni llamaba la atención ni servía para concretar el contenido de la idea porque uno se perdía en detalles. Cada vez parecía más evidente que la superioridad de un cartel reside en la idea, una sola, clara y concisa, que llama la atención.

Así se utilizó el Surrealismo, a través de su vertiente más popular que, combinado con la caricatura y la estilización decorativista dio lugar a un Surrealismo difícil de identificar como tal por su apariencia, pero que fue muy eficaz en cuanto a la construcción gráfica de enunciados abstractos. El cartel de Artigas de Polil es un ejemplo paradigmático, junto con otras como el cartel para la Semana Santa de Pla-Narbona, por la calidad de un técnica ya consolidada. Se produjo así la conversión del Surrealismo en algo comprensible para el público. Esta fue una de las principales aportaciones del cartelismo de estos pioneros a la historia del diseño gráfico.

En suma, los Grafistas españoles fueron capaces, a través de las décadas que analiza esta exposición, de alterar la cultura visual de la  generación de la posguerra española, no especialmente receptiva a entender que el diseño era una forma de arte. Así, el diseño gráfico trascendió los ámbitos profesionales comunicativos para convertirse en una pequeña historia de la transformación de la España contemporánea.

Agenda de Cultura
Dossier de la exposición (Pdf: 1.7Mb)