viernes, 13 de enero de 2012

Los residuos como fuente de recursos: algunas matizaciones y oportunidades

 Reproducimos este interesante post de Vicente Galván en el blog de Ferrovial.
En un mundo sumido en una profunda crisis económica, a la que contribuyen unos precios del petróleo y de las materias primas que no dejan de incrementarse, cada vez son más las voces que demandan un mayor aprovechamiento de los recursos existentes en los residuos. Tradicionalmente se han venido recuperando algunas fracciones de los residuos (metales, plásticos, materia orgánica, etc.) y otras se han utilizado como combustible para la producción energética. Sin embargo, todavía se sigue enviando a vertederos una cantidad muy elevada de desechos en la que se encuentran materiales que podrían reincorporarse a los ciclos productivos. Las dificultades técnicas, económicas y legales no son desdeñables, pero no tenemos otra alternativa y representa una gran oportunidad para los emprendedores.
 
Hacía en mi primera contribución a este blog una pregunta sobre qué era un residuo, llegando a la conclusión de que absolutamente todo lo que cualquier persona utiliza a lo largo de su vida acaba convirtiéndose, tarde o temprano, en residuo. No hay que ser muy inteligente entonces para deducir que en los residuos se encuentran todos los materiales y productos que usamos en nuestra sociedad. Por consiguiente, los residuos son una fuente potencial de obtención de materias primas, que podrían competir con las fuentes naturales y contribuir a la preservación de las mismas.

En un anterior artículo en este blog, comenté la valoración energética de los residuos desde una visión menos convencional que la habitual, considerando su relación con las leyes de la física y la química. Me gustaría abordar ahora la vía complementaria, la denominada valorización material, reflexionando sobre algunos aspectos que no suelen aparecer en las publicaciones, y que he comprobado resultan difíciles de entender a los responsables administrativos y políticos. Evidentemente, el potencial material de los residuos se conoce desde hace bastante tiempo y no lo acabamos de descubrir. De hecho, décadas atrás se empezó a hablar de la minería urbana (urban mining), que es un concepto sólidamente asentado en la actualidad (urbanmining.org) (urban-mining.com). En definitiva, se trata de contemplar los residuos como un recurso minero al que se pueden aplicar las labores y procesos tradicionales de la minería para recuperar determinados elementos, fundamentalmente metales.

¿Qué ha cambiado para que ahora esta minería urbana de los residuos esté pasando a ser una preocupación política de primer orden? Bajo mi punto de vista hay tres motivos, cada uno de los cuales daría para un amplio artículo, pero que intentaré presentar de forma resumida.
1) La posibilidad de agotamiento de algunos de los recursos tradicionales, con el consiguientes riesgo de desabastecimiento o carestía.

2) El monopolio por países conflictivos de las principales fuentes de algunos de los elementos clave para nuestra sociedad. Los casos más relevantes son las tierras raras, componentes esenciales de los aparatos electrónicos, en manos de China en un 95% ; o el del litio, metal necesario para las baterías de esos aparatos y los vehículos eléctricos, cuyos yacimientos conocidos se encuentran en más de un 80% en Bolivia.

3) El agotamiento de los vertederos existentes, con las dificultades sociales par ampliarlos o abrir otros nuevos, sumado al coste cada vez mayor de la recogida y el tratamiento de los residuos.

La Unión Europea empezó a preocuparse seriamente de la magnitud del problema con la llegada de la crisis. Como primer paso, ha emitido dos documentos que realizan un diagnóstico de nuestra situación y trazan una hoja de ruta para que los europeos reduzcamos nuestra dependencia de suministradores exteriores:

Critical raw materials for the EU. Report of the Ad-hoc Working Group on defining critical raw materials. European Commission. Enterprise and Industry. June 2010.
Roadmap to a Resource Efficient Europe. COM(2011) 571. 20.09.11.

La Comisión Europea propone en estos documentos el desarrollo de varias líneas de actuación, una de las cuales es la recuperación de las materias primas que se encuentran en los residuos. Por seguir con los ejemplos anteriores, aunque Europa no tenga minas de tierras raras o de litio, tienes miles de toneladas de aparatos en los que estos elementos se encuentran presentes, que acabarán en la basura en periodos de tiempo muy cortos. Por tanto, se concluye que es imperioso que los europeos desarrollemos la tecnología necesaria para recuperar estos elementos de nuestros propios residuos y los reintegremos como materias primas a nuestros procesos productivos.

Una prueba de lo agobiante que el problema puede llegar a ser para la economía europea a corto plazo, lo demuestra el que una de las medidas incluidas en la propuesta europea sea la eliminación de la protección ambiental (realizada por los estados miembros en cumplimiento de las Directivas emanadas de Bruselas) que gozan las zonas del territorio donde todavía existan estos recursos mineros. Pero este es un tema distinto del que quizás hable en otro momento.

Hasta aquí todo parece bastante coherente y razonable. Sin embargo, existen algunas reglas tácitas que no conviene olvidar. Si examinamos el modelo de consumo actual, podemos resumirlo diciendo que millones de artículos distintos se producen en miles de factorías distribuidas por el mundo y finalmente, tras pasar por múltiples intermediarios, llegan a millones de consumidores, que somos todos nosotros. El esquema siguiente muestra el flujo de forma gráfica.
 Este sistema funciona porque en cada en cada una de las etapas el número de participantes aumenta y el valor añadido del producto también lo hace, así que todos ganan.
Pero veamos qué ocurre cuando decidimos prescindir del producto y se convierte en residuo. Se resume en un diagrama de flujo similar.
Se observan inmediatamente las grandes diferencias: en cada etapa el número de participantes disminuye, desde millones a unos pocos cientos de tratamiento final, y el valor se hace cada vez más negativos porque se le van cargando costes (contenedores, vehículos de recogida y transporte, estaciones de transferencia, etc.) que nadie quiere asumir.
En resumen, el modelo actual de consumo se caracteriza por tres parámetros:
Introduce una gran dispersión (entropía) en el sistema global de la Tierra.
  • Diluye las responsabilidades hasta situarla en entidades etéreas.
  • Crea valor añadido sólo en su primera mitad.
Por consiguiente, la solución para cerrar el ciclo y reincorporar los materiales a los ciclos requiere dar valor al residuo mediante:
  • Asignación de responsabilidades de forma inequívoca en todo el proceso.
  • Suministro de energía e información para la logística inversa de la segunda fase.
  • Aportación de capital.
A partir de este diagnóstico, se concluyen cuáles son los requisitos que se tienen que dar para que esta reincorporación se pueda conseguir. Los he resumido en las siguientes condiciones que, como citaba al principio, me resulta difícil que entiendan los responsables públicos de la gestión de residuos:

1)      Debe exigirlo o permitirlo la legislación.
2)      Se debe recoger separadamente o que se puede separar con posterioridad de los restantes residuos de forma técnica y económicamente viable.
3)      Alguien está obligado o interesado en hacerlo.
4)      Debe existir una tecnología para realizar el tratamiento.
5)      La totalidad del proceso debe presentar rentabilidad económica, o la sociedad asumir los costes.
6)      Debe existir un mercado para los materiales recuperados y éste se tiene que mantener estable en el tiempo.

¿Son estas condiciones imposibles de cumplir para la mayoría de los materiales? Hasta fechas recientes lo eran, pero la situación está evolucionando rápidamente a favor, por los dos factores que comentaba al principio: los recursos naturales se agotan y su precio sube. Por tanto, cada vez estamos más cerca de alcanzar el umbral de rentabilidad. Creo que aquí se abre una gran oportunidad en tiempos de crisis para las empresas que nos dedicamos a la recogida y el tratamiento de los residuos. No deberíamos permitir que, una vez más, los alemanes se nos vuelvan a adelantar y luego nos vendan su tecnología. Ellos no tienen dudas, ya están trabajando en estas oportunidades y hemos empezado a recibir sus ofertas.

Fuente: Infraestructuras inteligentes.