viernes, 17 de febrero de 2012

Una sexta parte de la Tierra. Ecologías de la Imagen


Título de la exposición: Una sexta parte de la Tierra. Ecologías de la Imagen
Comisario: Mark Nash
Coordinación: Helena López Camacho
Lugar: Salas 3 a 6
Fecha: Del 28 de enero al 3 de junio de 2012
Artistas: Dan Acostioaei (Rumania), Victor Alimpiev (Rusia), Yevgenia Belorusets (Ucrania), Matei Bejenaru (Rumania), Irina Botea (Rumania), Pavel Braila (Moldavia), Community Art/ Aleksandar Battista Ilic, Ivana Keser, Tomislav Gotovac (Croacia), Mircea Cantor (Rumania), Stefan Constantinescu (Rumania), Factory of Found Clothes (Rusia), Dimitry Gutov (Rusia), Flaka Haliti (Kosovo), IRWIN (Eslovenia), Gulnara Kasmalieva y Muratbek Djumaliev (Kyrgyzstan), Zbigniew Libera (Polonia), Little Warsaw (Hungría), David Maljkovic (Croacia), Almagul Menlibayeva (Kazajistán), Mircea Nicolae (Rumanía), Anna Molska (Polonia), Deimantas Narkevičius (Lituania), Kristina Norman (Estonia), Adrian Paci (Albania), Alexander Ponomarev (Ucrania), Ghenadie Popescu (Moldavia), Tobias Putrih (Eslovenia), Anri Sala (Albania), Société Réaliste (Francia / Hungría), Lukasz Skapski (Polonia), Milica Tomic (Serbia), Mona Vatamanu & Florin Tudor (Rumania), Andrej Zdravic (Eslovenia), Driant Zeneli (Albania), Artur Zmijewski (Polonia).

Un proyecto co-producido con:




Una sexta parte de la Tierra. Ecologías de la imagen presenta arte de la última década de países que, hasta 1989, pertenecían al Bloque del Este. La exposición se centra en obras de imagen en movimiento, el medio elegido por muchos artistas contemporáneos, a través de la cual se desarrolla un amplio marco "ecológico" para mostrar y contextualizar un amplio abanico de trabajos de muy diversos y diferentes países y culturas.

Dentro de la metáfora ecológica global a la que se apela en el título, esta exposición aborda diversos temas contradictorios y, en ocasiones, completamente opuestos, que tienen que ver tanto con la trayectoria individual de los artistas implicados como con la diferente historia de sus respectivos países de origen y/o la de aquellos en los que desarrollan su actividad artística en la actualidad: nomadismo cultural –los artistas son capaces de viajar en busca del mejor lugar para formarse o desarrollar su arte– ; la emergencia de sólidas escenas artísticas locales (frecuentemente construidas sobre redes establecidas en la época comunista) que presentan a artistas que tomaron la difícil elección de continuar sus carreras en sus países de origen o en el extranjero; el auge de nuevos nacionalismos (con la xenofobia y racismo que conllevan, y que han afectado a muchos países de la zona); cuestiones de género e identidad sexual (en algunos casos acompañados a políticas culturales progresistas de la generación comunista anterior).

La exposición se articula en torno a un espacio visual concebido específicamente para la muestra de Tobias Putrih, inspirado en Oskar Hansen, cuyo concepto de “Forma Abierta” ayuda a definir la sensibilidad de varias generaciones de arquitectos y artistas contemporáneos, mediante la cual el espectador se convierte en partícipe activo del proceso expositivo. Un segundo proyecto específico para la muestra, obra de Societé Réaliste, consiste en una nueva tipografía, Monotopia 1989, cuyo nombre alude a la fecha que marca en comienzo de la disolución del bloque comunista.

Las obras presentadas en la Sala 4.2, punto de entrada a la muestra, exploran las resonancias del pasado cultural e histórico en el presente contemporáneo: Dimitry Gutov se pregunta cómo leer el paisaje del Moscú actual –¿está boca abajo o están nuestras ideas igualmente fuera de lugar?–. David Maljkovic utiliza el mecanismo de la ciencia ficción para hacer una pregunta similar sobre Zagreb. Little Warsaw e Irina Botea remiten a los archivos para confrontar el idealismo pasado con la banalidad del presente. Yevgenia Belorusets documenta la opacidad del poder en la Ucrania post-soviética. Victor Alimpiev insinúa el peso de los símbolos del pasado. Dan Acostioaei evoca el fetichismo de los objetos de consumo, mientras Kristina Norman y Flaka Haliti nos presentan una serie de intervenciones artísticas contra la xenofobia y el genocidio.

La Sala de lectura presenta varios proyectos de libros de artista y yuxtapone dos clases de paseos por la naturaleza: el del colectivo Community Art junto con el veterano artista Tomislav Gotovac –que murió el año pasado– frente a la exploración más sexualmente ambivalente del mismo tema a cargo de Zbignew Libera.

En la Sala 4.1 la instalación de Tobias Putrih alberga un abanico de trabajos narrativos más adecuados para una presentación cinematográfica tradicional que la audiencia pueda seguir de principio a fin. Mircea Nicolae entrelaza historias personales y arquitectónicas de Bucarest. Anri Sala se interroga sobre la implicación de su madre con el Partido Comunista de Albania. Matei Bejaranu recuerda la cultura literaria de los operarios de fábrica rumanos, Stefan Constantinescu la historia icónica de los Dacia que rivalizaban con los Trabant de la Alemania del Este en la Europa del Sureste. Deimantas Narkevičius recuerda los búnker nucleares de la época de la Guerra Fría. Pavel Braila por su parte, presenta las primitivas tecnologías ferroviarias que conectan el antiguo Oeste y el antiguo Este, mientras que Driant Zeneli ejemplifica la ambición de los jóvenes artistas de "tocar la luna". En esta sala se presenta también el proyecto de Andrej Zmijewski, el cual explora diferentes clases de reuniones políticas y sociales como una etnografía contemporánea de las formas democráticas.

La Sala 3.1 presenta trabajos que abordan temáticas de género y sexualidad: Anna Molska elige una aproximación fetichista al cuerpo masculino; Amagul Menlibayeva muestra su cuerpo como objeto de fascinación mientras explora la devastación ecológica del Mar de Aral en Kazajistán; el documental operístico de la Factory of Found Clothes expone los dilemas de la maternidad contemporánea que ya no está protegida bajo el sistema de bienestar soviético; Milica Tomic explora provocativamente las resonancias de “El Capital” de Karl Marx sobre los coleccionistas adinerados de hoy; mientras que la obra de Mircea Cantor se hace eco del interrogatorio de los símbolos del pasado que también encontramos en Alimpiev.

Las Salas 5 y 6 incluyen algunos trabajos explícitamente ecologistas: Mona Vatamanu & Florin Tudor muestran niños romaníes jugando con las pelusas de las semillas de sauce; Ghenadie Popescu explora la polución del río Bîc en Moldavia; Alexander Ponomarev por su parte despliega los recursos de la armada rusa para borrar una isla del mapa. Lukasz Skapski presenta el ingenio de los granjeros polacos, enfrentados a una escasez de piezas de repuesto, para inventar su propia maquinaria agrícola. Adrian Paci se hace eco del "cuerpo eléctrico" de Walt Whitman; Gulnara Kasmalieva & Muratbeck Djumaliev celebran la tenacidad de las vendedoras ambulantes. Y como colofón Andrej Zdravic, usando los instrumentos formales de la cinematografía experimental, explora la belleza del río esloveno Soča (que fue escenario también de algunas de las más feroces luchas durante la Primera Guerra Mundial).