martes, 29 de marzo de 2011

Cubo naranja en Lyon, de Jakob & Macfarlane

La nueva obra en Lyon de los parisinos Jakob y Macfarlane demuestra que la rutinaria forma del cubo puede dar lugar todavía a propuestas estéticas insospechadas y sugerentes.
 Destinado a oficinas, el edificio está situado en una pequeña península, no muy lejos de la confluencia de los ríos Ródano y Saona, levantando enfáticamente su volumetría dramática —cúbica y orgánica a la vez— frente al antiguo mercado de la ciudad, cuyas cubiertas inclinadas contrastan visualmente con la rotunda forma del cubo naranja, que se erige así como una referencia en el anodino contexto urbano donde se inserta.
 Remitiéndose al pasado industrial de Lyon, la cáscara cúbica está envuelta por una celosía de aluminio que se concibe como una pantalla capaz de reflejar los tonos cambiantes de la superficie del río. La trama azarosa de la piel aligera visualmente el volumen gracias a las variaciones del dibujo de los alzados, interrumpidos por el gran mordisco orgánico que tensa una de las esquinas del edificio.
Este vacío funciona como un atrio de iluminación, al que se vuelcan las plataformas y terrazas interiores. Las vistas cruzadas y los contrastes lumínicos así producidos combaten la monotonía asociada habitualmente a los edificios de oficinas.

A.V.