ENTREVISTA: MOHSEN MOSTAFAVI Decano de la Escuela de Diseño de Harvard
De origen iraní,
Mohsen Mostafavi, arquitecto y profesor, es el decano de la Escuela de postgrado de Diseño de la Universidad de Harvard en Estados Unidos. También ejerció en la Universidad de Cornell. Fue presidente en la Architectural Association School of Architecture en Londres. Pertenece al patronato del Van Alen Institute, así como al comité del prestigioso premio Aga Khan de arquitectura.
El arquitecto Mohsen Mostafavi, decano y profesor de la Escuela de Diseño de posgrado de la Universidad de Harvard, defiende la necesidad de un concepto de sostenibilidad más atractivo y menos asociado al deber moral de reciclar o usar menos el coche y más interesante para los sentidos. Cree que los grandes cambios que marcarán este siglo estarán asociados a una nueva forma de pensar los problemas de forma transdisciplinar.
En la conferencia que ayer pronunció en la última jornada del primer Encuentro Internacional de Urbanismo organizado por el Ayuntamiento de Vitoria, Mostafavi explicó el uso de novedades como mapas elaborados con los olores de cada barrio en México DF, que permiten pensar una megalópolis más agradable al olfato, entre otras cosas.
Pregunta. ¿Hablaremos de un
efecto Vitoria dentro de 20 años como se hace ahora del
efecto Guggenheim en Bilbao, gracias a la apuesta de la ciudad por la sostenibilidad?
Respuesta. Tal vez. En España, y especialmente en el País Vasco gracias a sus características económicas, hay posibilidades de pensar las ciudades de una forma distinta. Vitoria, como otras, ha estado muy centrada en pensar el desarrollo urbano desde hace tiempo. Creo que lo más inspirador es el grado de compromiso demostrado, lo que no ocurre en demasiados sitios. La cuestión será qué naturaleza tendrán los frutos de todo esto.
P. O cuán osadas serán las propuestas que la ciudad haga al mundo.
R. Sí. Por un lado están los riesgos que se tomarán y los experimentos realizados, y por otro lado está la disponibilidad de nuevas formas de conocimientos. Creo que el conocimiento científico puede ser enriquecido por nuevas formas de imaginación. Y para eso no basta con que la ciudad lo desee. Hay que crear las condiciones para ello.
P. ¿Tiene mucho que decir la biología, por ejemplo, en el diseño de las ciudades del futuro?
R. La biología por sí sola no, pero sí en colaboración con otras disciplinas. Una de las cosas en las que creo fervientemente, que estamos implementando en mi escuela, es la transdisciplinariedad. Nos servirá para producir cosas no habían sido imaginadas previamente.
P. ¿Implica eso romper con la tradición?
R. Tiene que ver con aprender de las tradiciones. No se trata de estar en contra de estas y querer que todo sea nuevo. No me interesa formar a gente que solo piensan en convertirse en futurólogos. Es muy importante pensar en las nuevas condiciones urbanas, pero también en nuevas posibilidades para las ciudades existentes. Cuando uno piensa en una limitación tiene dos opciones: verlo como algo reductor, que implica tener menos posibilidades, o como un catalizador que puede dar pie a nuevos criterios sobre los que imaginar
P. Habla también de cambiar la manera en la que nos aproximamos a la sostenibilidad.
R. La sostenibildad ha sido muy aburrida. Si vemos los diseños de las cosas llamadas sostenibles son muy básicos; no resultan muy bellas o disfrutables. Tenemos que resistirnos a esto. No tenemos que ver esto como una cuestión moral, sino que hay que hacer de la sostenibilad un proceso ético y estético, algo placentero.
P. ¿Qué tecnologías serán las más rompedoras del siglo?
R. Creo que lo más rompedor estará relacionado con un cambio del marco en el que pensamos. Tenemos que cambiarnos a nosotros mismos.
P. ¿Podría precisar algún ejemplo?
R. Solemos pensar que la imaginación es un talento natural de algunos que tienen unas aptitudes para el arte o el diseño, mientras que otros son más científicos. Siempre se puede mejorar, como la mnemotécnica nos ayuda con la memoria. Esos métodos se convierten en un instrumento.
P. ¿Se perderá el anonimato en las grandes ciudades debido a la difusión de las redes sociales y del uso de las nuevas tecnologías?
R. La ventaja de la ciudad es precisamente que tenemos las dos cosas, la capacidad de ser invisibles y de pasar al primer plano cuando uno quiera. Creo que eso no cambiará.
El País