martes, 25 de octubre de 2011

Un Canódromo que quiere ser museo de arte

Decenas de personas miran con asombro los brise-soleils de hormigón de uno de los edificios racionalistas más emblemáticos y desconocidos de Barcelona.
“Este elemento es muy raro encontrarlo en Barcelona. Estas persianas están claramente influenciadas en la arquitectura de Le Corbusier, es un edificio único”, explica  Anna Puig-Pey, una arquitecta mientras ofrece un breve recorrido por el edificio durante el festival 48H Open House Barcelona.

Este equipamiento, Premio FAD de arquitectura en 1963, cerró en 2006 como sede de carreras de galgos porque económicamente no podía mantenerse. Después fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona para construir equipamiento cultural por lo que delegó en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) para que defina el proyecto y su futuro como centro de arte. Las obras de adecuación que se han hecho hasta el momento han costado 3.5 millones de euros.

Más de 20 personas recorren las instalaciones, toman fotos y videos. El edificio, protegido por el catálogo del Patrimonio Arquitectónico de Barcelona, tiene una espectacular visera que cubre el cuerpo de gradas.

Las obras del Canódoromo iniciaron en 1961 y terminaron en 1963. En abril de ese año fue inaugurado y su diseño vanguardista, obra de  Antonio Bonet y Josep Puig Torné, mereció el premio FAD (Fomento de las Artes Decorativas) de Arquitectura.


Álvaro González, Cuello Blanco Magazine