Declaración del Presidente del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España.
Este es el lema, con el que la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), ha decidido orientar las celebraciones del DIA Mundial de la Arquitectura, que se celebra en todo el mundo el próximo cuatro de octubre.
Con frecuencia olvidamos, que el medio físico construido, es el marco, el habitat, el biotopo, donde se desarrolla la práctica totalidad de la vida cotidiana de las personas, del amplio espectro de conjuntos, de grupos y de clases sociales, que constituyen, las extremadamente diversas, sociedades contemporáneas.
El medio físico construido (la arquitectura), envuelve nuestra existencia, la protege (o no), introduce peculiaridades y condiciona nuestra sensibilidad, marca el devenir de nuestras vidas y de nuestras relaciones. Entrelazada por conexiones profundas, el medio físico construido (la arquitectura) es también memoria histórica y expresión de singularidades, que hunden sus raíces en lejanos tiempos pasados. Lo arquitectónico, expresa buena parte de nuestra vida y se confunde con ella. En su dimensión edificatoria, urbana o territorial, ampara o dificulta la convivencia de los diferentes grupos sociales y étnicos, y enmarca el disfrute de la vida cuotidiana.
La naturaleza pública del espacio (público), del medio físico construido, de la arquitectura, y su necesaria calidad, nos lleva a solicitar con insistencia, que la
arquitectura se convierta en una política pública establecida y reconocida, como uno más de los derechos y obligaciones, a los que las sociedades y las ciudades democráticas, aspiran a implementar, y están obligadas a fomentar y a exigir. Sin embargo, a todos nos incumbe una responsabilidad en ello.
Una transversalidad evidente e intensa recorre lo arquitectónico. Es así como, el fomento de su calidad, involucra tanto a las administraciones públicas como a instituciones privadas; a las amplias colectividades como a los profesionales; a los entornos formativos como a los gestores urbanos; a la ingeniería civil y a la artisticidad; a las decisiones políticas como a la mediación; a la gestión de conflictos o la participación ciudadana; buscando una convergencia de actuaciones que tengan como objetivo un proyecto contemporáneo siempre vivo: unas “mejores ciudades, una mejor vida”, en una dialéctica continua e interminable, transversal, entre lo público y lo privado.
Requerimos pues, acciones permanentes y no fugaces llamamientos. Es preciso: elevar el nivel de conocimiento, sensibilidad y capacidad de exigencia, de los diversos grupos de ciudadanos; la incorporación de la arquitectura y el urbanismo en las enseñanzas escolares; una activa defensa (por cierto, no exclusivamente arqueológica) del patrimonio edificado; una difusión incrementada de la dimensión cultural de la arquitectura; la urgente mejora los concursos de arquitectura, etc.
Es preciso en fin, divulgar el entendimiento de la arquitectura, como una disciplina socialmente útil y no como un ejercicio de exhibicionismos diversos, al servicio de fundamentalismos económicos también diversos, prisionera de un mercantilismo suicida, cuestión que en nuestros días es preciso denunciar con insistencia, después de tan negativas experiencias, demasiado generalizadas, en los últimos años…
Nuevas circunstancias pues, caracterizan nuestra contemporaneidad, comportando reflexiones que deben abrirse camino: utilidad social, reciclaje, sostenibilidad, rehabilitación, participación...constructividad…y diseño... Y austeridad. El proceso constructivo centrado en la rehabilitación se revela, en nuestro ámbito territorial y cultural, como una estrategia no coyuntural, sino de largo alcance. Resultando evidente, que en estas nuevas circunstancias, también están, algunas de las claves para definir un nuevo modelo, en una salida positiva a la actual crisis económica.
Con ocasión del día mundial de la arquitectura, la UIA y el CSCAE hacen un llamamiento a las administraciones públicas locales, autonómicas, estatales y europeas implicadas, a todas las instituciones y las empresas privadas, a todos los profesionales de la arquitectura (arquitectos o no), a los responsables de formación y a los operadores y gestores culturales, y a los creadores de opinión, para que adopten y apoyen, iniciativas necesarias, que permitan caminar en esta dirección, sumándonos así, activamente, útilmente, a una celebración comprometida del Día Mundial de la Arquitectura.
Jordi Ludevid i Anglada
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